domingo, 12 de mayo de 2019


                      Uno y otro día más



Pongo la llave en la cerradura de mi departamento. Traté de girarla, pero estaba atorada. Vuelvo a intentarlo. Listo, ahora solo queda empujarla con mucha fuerza. No se mueve. Pienso en darle una fuerte patada, pero el doctor dijo que podía fracturarme otra vez. Me abalanzo con el hombro. Estoy adentro, hay un olor extraño, tengo que limpiar un poco. Camino un poco lento hacia la cocina, el pie me está matando, apenas puedo apoyarlo.
Dos meses. Dos meses estuve encerrado en esa habitación, con ese yeso y ese dolor imparable. Pierna rota, pulmón perforado, golpe en el cráneo ¿Que habrá pasado en ese accidente?
Miro mis manos asombrado, tengo moretones, cortes y… ah, el anillo este. Me lo quitó y lo tiro por la ventana, no tuve que haberme casado...
Me dirijo hacia la heladera, agarró una lata de cerveza y la dejó en la mesada, abro el frasco con las pastillas y me tomo un par con la cerveza, eso deberá de calmar el dolor. Camino hacia el living y me desplomo en el sillón a leer el diario, están buscando a alguien que pueda lavar platos en gran cantidad. Puede ser una opción. 
Alguien toca. “¡Está abierto!” grité. Se oyen maldiciones dirigidas a la puerta, debería llamar a alguien para que la arregle. Entra José, el vecino de enfrente, pide disculpas por tal entrada. No tengo muchas ganas de discutirlo.
- ¿Cómo anda mi buen amigo? - pregunta apenas se sienta en el sillón.
 Parece muy feliz de verme, no quiero echarlo del departamento de tan buen humor.
-Y mira, vivo estoy, pero este dolor de miércoles no para- le digo de la manera más amigable.
-Hoy es jueves, zapallo- responde burlón.
No me acordaba de sus pésimos chistes. Empieza a contarme.
-Che, estuve hablando con un par de amigos del edificio, ¿Te parece bien si hacemos una fiesta de bienvenida?, tenía pensado hacer una mañana.
-Dale - dije para que dejara de molestarme por un rato.
  Se fue después de asentir con la cabeza un par de veces mientras retrocedía hacia la puerta.
   Ahora sí, ¿qué pasó en ese accidente?, necesito respuestas y alguien me las tiene que dar. Tomó el control remoto y enciendo la tele, un canal de noticias habla sobre mí. Leo:
 “MILAGRO EN LA AVENIDA 7: hombre sobrevive a un accidente de auto.”
  No hay mucha información sobre lo que pasó, solo lo que ya sabía previamente. Sigo investigando en diarios, páginas Web. Todo es Inservible, totalmente inútil y no hay absolutamente nada.
   Un mensaje llega a mi teléfono, es un número desconocido. Leo en la pantalla: “no te queda mucho”.
   Respondo: “¿Qué? ¿mucho qué?”.
   -Tiempo, inútil.
   -Número equivocado- lo bloqueo, creo que esperaba a un amigo suyo.
  Es de noche, necesito comer algo y descansar. Bueno, creo que ya dormí demasiado, pero igual. Le hablo a una pizzería. Deben llegar en un rato, de mientras, me preparo algo de entrada.
  Algo comienza a suceder dentro del cerebro de nuestro protagonista, un recuerdo vuelve. Solo es una imagen borrosa. Era de noche, solo eso se sabía, todo lo demás era una luz fuerte y un dolor intenso que vagamente recordaba.
    Sentado en el sillón prendo el televisor y espero hasta que llegue mi pedido.
  Mientras veo las noticias nada nuevo aparece sobre mí, solo lo mismo de antes, sin información. Como la pizza. la disfruto, pero estoy un poco inquieto por querer saber más sobre el accidente.
  Ya es de mañana, me preparo el desayuno, me baño, hago algunas cosas; o las que pude porque el dolor de la pierna me mataba; hasta que llega la tarde noche.
  La “fiesta de bienvenida “empezaba a las 21:30hs y yo ya a las 21:00hs ya estaba listo, perfumado, preparado para ir lo más presentable posible a esta fiesta.
  2 am; termina la fiesta, ya el dolor de la pierna no lo sentía mucho porque me pasé de copas. Uno de mis amigos necesita que lo lleve a su casa, sin problema le digo que sí.
  Ya eran las 3 de la mañana y recién a esa hora pude empezar a volver a mi casa; 4:30 am, se me caen los ojos del sueño, las piernas las tengo muy cansadas, hasta podría decir que las tenía dormidas.
  A las 4:50 me paro en un semáforo en rojo, me distraigo con un mensaje de celular, intentó responder, pero se me cae justo cuando empiezo a acelerar, se me quedó trabado abajo del freno y empecé a acelerar hasta llegar al otro semáforo, ya quería llegar a mi casa. Luego me dormí, sentí como todo se me apretaba en el asiento y lo último que ví fue un cartel que decía: “Avenida 7”.
  Puse la llave en la cerradura de mi departamento. Trato de girarla, pero estaba atorada. Vuelvo a intentarlo. Listo, ahora solo queda empujarla con mucha fuerza. No se movía. Pensé en darle una fuerte patada, pero puedo caerme si no me sostengo bien con las muletas. Me abalanzo con el hombro. Estoy adentro, hay un olor extraño, tengo que limpiar un poco. Camino un poco lento hacia la cocina, un pie no es suficiente para hacer el trabajo de dos, pero las muletas lo compensan.
  Dos meses. Dos meses estuve encerrado en esa habitación, con ese yeso y ese dolor imparable. Pierna amputada, dos costillas menos y un golpe leve en la cabeza ¿Qué habrá pasado en ese accidente? No lo sé.